A lo largo de la historia de la humanidad la Innovación ha sido una constante en todas las áreas de conocimiento y de desarrollo del ser humano y de sus organizaciones. Sin la innovación el mundo estaría estancado y suspendido en el tiempo y el espacio. No es posible concebir el desarrollo y el crecimiento de la humanidad sin personas que han buscado y logrado mejorar su entorno, la forma de hacer las cosas y la forma de relacionarse con los demás.
En la misma medida en que los productos y servicios de todos los sectores empresariales han generado o han sido generados por la innovación, en esa misma medida la innovación en sí misma ha tenido una evolución tanto en el ser como en el hacer. Las organizaciones no pueden dejar pasar de lado el proceso creativo e innovador para diferenciarse y ser más productivas y competitivas a nivel local y mundial.
Dentro de las organizaciones, lo individuos desde diferentes cargos y niveles jerárquicos deben tener una mente innovadora. Esta no es una tarea exclusiva de los departamentos de investigación y desarrollo o de diseño de productos y servicios; es una tarea que toda la organización debe asumir para mejorar sus cargos y funciones alineándose con la estrategia definida como el norte y el horizonte empresarial.
Por todo lo anterior, conocer y entender el proceso innovador desde la capacidad creativa de los seres humanos y desarrollar habilidades y competencias que redunden en resultados hacia la estrategia, es vital para garantizar la productividad y la competitividad.
El proceso innovador nace del proceso creativo. Muchas veces nos vemos abocados a generar cosas nuevas y creativas pero no sabemos cómo hacerlo pues de alguna forma hemos aprendido que debemos aceptar lo que nos enseñan sin salirnos de los parámetros.
Podría ser sorprendente cómo ser creativos e innovadores implica volver al origen y al inicio de nuestras vidas en donde simplemente imaginábamos, creábamos, arriesgábamos e intentábamos tantas veces como fuera necesario sin cansancio y con el mismo entusiasmo que en el primer intento.
Existen metodologías y herramientas fascinantes que se pueden aplicar en el día a día para encender el lado derecho del cerebro, aquel que nos da emoción, nos permite divergencia y nos hace disfrutar con la fantasía que permite la imaginación.