Transformación

¡Transformemos juntos la forma de aprender!



Cuando hablamos de educación, solemos creer que es la trasmisión de conocimiento de alguien que sabe a alguien que no. Casi como una relación jerárquica o de superioridad. Y es así porque durante muchos años hemos adoptado un sistema que clasifica a los seres humanos en grupos como los que saben (maestros), los que no saben (alumnos), los que aprenden tal como les enseñan (buenos alumnos), los que aprenden diferente (malos alumnos).

Adicional a esto el sistema educativo, como lo practicamos hace mucho tiempo, convierte a los aprendices en individuos pasivos que esperan recibir un conocimiento que no cuestionan, pues desde la tradición, no puede ser cuestionado. Solo puede ser obedecido.

Sin embargo, en la última década especialmente, la tecnología y las redes sociales, han hecho que ese sujeto pasivo de alguna manera empiece a despertarse, a no obedecer y a oponerse siendo más pasivo aún o retirándose del sistema. Paralelamente ha empezado a surgir gran cantidad de oferta educativa de todos los estilos, tanto buena como mala. Por lo tanto, el sistema educativo se está viendo obligado a replantearse. La educación como la hemos conocido en los últimos 250 años agoniza y empieza a desfallecer como un ente que muere poco a poco.

No podemos de ninguna manera permitir que la educación en su esencia muera. Y su esencia real se trata del desarrollo de seres humanos cada vez mejores, solidarios, considerados y colaboradores con el bienestar de la humanidad y del planeta.

Es por esto que la educación debe levantarse de sus cenizas y revivir. Debe ser viva desde todo punto de vista, tanto en sus conceptos como en su forma de ser compartida entre seres humanos. Debe ser una educación que no categorice ni clasifique a sus aprendices entre buenos o malos, que no clasifique a los maestros como sabios y responsables únicos del sistema. Debe ser una educación que vitalice al ser humano y todo lo que le rodea. Debe ser una educación llena de vida que imparte vida.

La Vitalidad Educativa es un concepto que brinda una forma diferente de ver la construcción del conocimiento, la experimentación del aprendizaje y la transformación de seres humanos. Es un concepto lleno de vida que le permite al maestro y al aprendiz construir juntos alrededor de objetivos, retos, proyectos y problemas. El aprendiz se vuelve un sujeto totalmente activo pues aporta proactiva y enérgicamente tanto a su propio proceso de aprendizaje por medio del desarrollo de competencias, habilidades y destrezas como a la construcción de metodologías y formas para trabajar colaborativamente en pro de la humanidad y el planeta.

Una de las metodologías que le dan vida a la educación es la gamificación y el aprendizaje basado en juegos. El ser humano aprende de manera innata jugando. El juego nos divierte, nos reta, nos convoca para colaborar, nos da retroalimentación y nos permite espacios seguros para aprender sobre ensayo y error. Dentro del juego la experimentación se convierte en un proceso divertido de aprendizaje pues permite la interacción, la creatividad, la innovación y la recordación a través de la vivencia propia.

Blueprint Vitalidad Educativa trabaja día a día para que cada vez más aprendices y mentores del mundo jueguen juntos para reconstruir la educación y transformar la forma de aprender.

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